Para mi, los arcoíris siempre evocan esperanza, paz y alegría… por eso, cuando los veo me siento contenta. En ocasiones, también los uso como señal para corroborar la voluntad de Dios de Dios para mí. Tanto es así que en un día ...soleado casi a mediodía sin posibilidad alguna de que saliera un arcoíris, Dios me dio 2 arcoíris… Eso fue poco después que mi esposo abandonara el hogar… yo estaba tan confundida… no entendía lo que había sucedido y mucho menos sabía lo que tenía que hacer. Mi mente fluctuaba entre el dolor profundo e indecible y la frustración que produce la incomprensión de una situación… en medio de esto trataba de entender la voluntad de Dios para mi. De hecho, en mi tiempo devocional de esa mañana le había pedido al Señor que me diera dos arcoíris para así entender que Su voluntad en relación a este asunto. El día, como ya dije estaba precioso y soleado, así que yo no esperaba ver arcoíris alguno. Alrededor del mediodía me llegó la visita de una joven madre junto a sus dos preciosas niñas de la iglesia a la cual asisto. Conversamos un rato y las niñas le pidieron papel para pintar y yo le facilité unos cuantos folios u hojas de papel… Las niñas se mantuvieron entretenidas pintando mientras su madre y yo conversábamos. Repentinamente la más pequeña de ellas me trajo un papel con un dibujo… era un arcoíris multicolor que tomaba casi toda la página… yo sorprendida no podía creerlo… cuando me dijo que volteara la hoja del papel donde había otro brillante arcoíris… aún conservo esos dos arcoíris trazados por una niña de 3 años como respuesta de Dios para mi…
A través del tiempo de espera le he pedido al Señor reconfirmaciones sobre lo mismo y nuevamente me ha mostrado Su arco en el cielo y en múltiples ocasiones… doble... En este ultimo año cuando se acerca el fin del tiempo que el Señor me dijo que esperara (3 años) he tenido mis altas y bajas, y en mis conversaciones con el Señor le había confesado mi incapacidad para esperar ese tiempo… A medida que el tiempo corría yo sentía que esperar se me hacía cada vez más difícil… y entendí el viejo adagio que dice “el que espera, desespera” … y desesperada yo estaba. Sin embargo, he gustado y vivido la fidelidad, la ayuda y la fortaleza de Dios en mis momentos de mayor debilidad…
Más aún, ayer, en el último día del año, hablando con unas amigas en el balcón de mi casa meditaba acerca de la fidelidad de Dios y de Su capacidad para cumplir todas Sus promesas cuando vi en el cielo… en la última tarde del año… un brillantísimo arcoíris y otro más sutil a su lado recordándome que Dios siempre hará Su parte. Finalicé el año en paz sabiendo y agradeciendo que Dios había sido fiel a mí…
Hoy, temprano en la mañana, cuando aún el vecindario dormía a causa de las fiestas de despedida de año, mi perro Maki me levantó y me pidió, como suele hacer, que le abriera la puerta del patio para salir… y cuando salí, le preparé, como de costumbre su comida y le puse agua… Entonces, me di cuenta de que en el cielo matutino se trazaba un claro y colorido arcoíris. Me moví más al centro del patio para verlo mejor y pude notar, como en la medida que este se hacía más brillante, que uno más tenue se dibujaba a su lado… Me dieron ganas de reír y de llorar a la vez… y creo que lo hice… porque vino a mi corazón la convicción de que el Dios que había sido fiel en mantener la promesa en el año que recién finalizaba y que así me lo había manifestado con los arcoíris de la tarde anterior… la cumpliría en el año que comenzaba…
El Señor puso su arco en las nubes para recordarnos que El guarda fielmente Sus promesas…
A través del tiempo de espera le he pedido al Señor reconfirmaciones sobre lo mismo y nuevamente me ha mostrado Su arco en el cielo y en múltiples ocasiones… doble... En este ultimo año cuando se acerca el fin del tiempo que el Señor me dijo que esperara (3 años) he tenido mis altas y bajas, y en mis conversaciones con el Señor le había confesado mi incapacidad para esperar ese tiempo… A medida que el tiempo corría yo sentía que esperar se me hacía cada vez más difícil… y entendí el viejo adagio que dice “el que espera, desespera” … y desesperada yo estaba. Sin embargo, he gustado y vivido la fidelidad, la ayuda y la fortaleza de Dios en mis momentos de mayor debilidad…
Más aún, ayer, en el último día del año, hablando con unas amigas en el balcón de mi casa meditaba acerca de la fidelidad de Dios y de Su capacidad para cumplir todas Sus promesas cuando vi en el cielo… en la última tarde del año… un brillantísimo arcoíris y otro más sutil a su lado recordándome que Dios siempre hará Su parte. Finalicé el año en paz sabiendo y agradeciendo que Dios había sido fiel a mí…
Hoy, temprano en la mañana, cuando aún el vecindario dormía a causa de las fiestas de despedida de año, mi perro Maki me levantó y me pidió, como suele hacer, que le abriera la puerta del patio para salir… y cuando salí, le preparé, como de costumbre su comida y le puse agua… Entonces, me di cuenta de que en el cielo matutino se trazaba un claro y colorido arcoíris. Me moví más al centro del patio para verlo mejor y pude notar, como en la medida que este se hacía más brillante, que uno más tenue se dibujaba a su lado… Me dieron ganas de reír y de llorar a la vez… y creo que lo hice… porque vino a mi corazón la convicción de que el Dios que había sido fiel en mantener la promesa en el año que recién finalizaba y que así me lo había manifestado con los arcoíris de la tarde anterior… la cumpliría en el año que comenzaba…
El Señor puso su arco en las nubes para recordarnos que El guarda fielmente Sus promesas…
"Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra. Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes. Y me acordaré del pacto mío..." (Génesis 9.13-15)



