"Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: "Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es este?
Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea."
Mateo 21.9-11
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Esta semana, la cual hoy día denominamos como Semana Santa o Semana Mayor, nos desvela muchas cosas. Entre ellas, que no nos podemos dejar llevar por las masas... pues las masas son volubles... La gente, hoy siguen a uno... mañana a otro... en realidad, su lealtad está consigo misma. Quedó demostrado que el éxito que se logra con ellas es muy breve - como el respaldo que Jesús obtuvo durante esa semana. Esto supone, que debemos ser cautelosos nuestra motivación para seguir a Jesús... si lo seguimos porque gente a nuestro alrededor, amigos, familiares, personas que respetamos le siguen, estamos expuestos a seguir a cualquier otra persona si a quienes seguimos cambian de opinión. No podemos seguir a Jesús dependiendo sólo de lo que escuchamos acerca de El a través de otras personas. La opinión que otros se pueden formular acerca de Jesús, es precisamente eso, su opinión, no es una percepción exacta, ni completa y en ocasiones puede ser no fidedigna. Tampoco podemos ignorar que estas pueden influir en nuestra percepción acerca de El. Es por ello que es necesarios que debemos tener una experiencia personal con Jesús donde lo conozcamos más profundamente... un encuentro personal que nos deje saber que El es mucho más de lo que dice la gente a nuestro alrededor.
Sigamos a Jesús, no porque la gente esté levantado las palmas y celebrándole... sigamos a Jesús porque le conocemos... porque hemos sentido Su mirada de misericordia sobre nosotros... Sigámosle porque, aunque no entendamos a donde nos dirige, sabemos que Su profundo y vasto amor nos envolverá durante toda la jornada de nuestra vida... y aún más allá...